14 de febrero de 2014

Demoliendo los setentas

En 2012, caminando por Chicago me topé en la zona de los hospitales con un edificio muy peculiar, una fachada brutalista de hormigón, con ojos de buey, planta lobulada, todo sobre un basamento macizo y robusto, que permitía imaginar una analogía formal con las naves espaciales que para la época en que mentalmente ubiqué al edificio -los setenta- se imaginaban inminentes.


A la vuelta me puse a rastrear de qué se trataba esa obra, que resultó ser el Prentice Women's Hospital, proyectado por Bertrand Golberg en 1971 y construído en 1975, más precisamente para alojar el servicio de maternidad. Goldberg es el autor de las torres de Marina City, dos íconos urbanos de Chicago, que a la vez fueron un manifiesto sobre su visión urbanística.
Lo que yo no sabía para el momento en que conocí el edificio es que ya estaba vacío, y que todas sus funciones se habían reubicado en una novísima y flamante torre acristalada.
El caso es que el Prentice ya no está.
Superada su idea de funcionamiento por los cambios en la tecnología y en la doctrina médica, a pesar de los reclamos de arquitectos destacados -varios Pritzker incluídos- la Nothwestern University decidió su demolición, y la comisión de monumentos chicaguense evitó sistemáticamente considerar cualquier medida en contrario.
Las conclusiones a sacar son muchas. La primera estrictamente disciplinar es que la arquitectura moderna (o tardomoderna, para otros) no parece mover simpatías. La segunda, que evidentemente la reivincicación a ultranza de los setentas se agota en estas latitudes, y lo tercero es que un hospital de 35 años es viejo y merece rehacerse desde cero.
Algunas de estas conclusiones nos dejan muy mal parados, especialmente cuando miramos nuestra infraestructura sanitaria, en la que sobreviven elefantes blancos del siglo pasado, que -para colmo- se defienden como si fueran bastiones de la salud nacional y popular, en un apego malsano a lo pasado que seguramente debe ser considerado parte de la Parábola Argentina.

8 comentarios:

Gatienso dijo...

Si llegan a tirar abajo los centenarios elefante blancos, no van a quedar hospitales, sencillamente porque no se hicieron mas. Recordemos que la parábola tiene vértice en 1920-1930 mas o menos

Gatienso dijo...

Yo particularmente tiraría el MOP de la 9 de Julio, pero andá a explicarle a los peronistas que el edificio puesto ahí molesta. Como dijo algún forista "Subsidiamos hasta a la nostalgia"

Anónimo dijo...

Gatienso, al MOP habría que volarlo con un par de Tomahawks, pero con el contenido completo adentro.
Feo el coso ese BB, qué es? El monumento a la Eveready?
TRESLETRAS

Nicolás dijo...

Es un axioma, nada hecho en los 70's es lindo. Tiene que ser una de las décadas más feas en la historia del siglo XX.

BlogBis dijo...

Será una deformación profesional, pero a mi el brutalismo de los setenta me gusta y mucho.

André dijo...

Amigos de Blogbis les paso el siguiente Off-topic: FYI


A resistance group ask me to diffuse this message for Venezuela
a real revolution is getting started there against the cuban-supported governemnt
Pla diffuse the information
Date: Thu, 13 Feb 2014 03:53:26 +0000

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=764876616875236&set=a.453079844721583.116049.368660416496860&type=1&theater

https://www.youtube.com/watch?v=nbt7DTEDY38#t=15

https://www.facebook.com/CHAVEZLACAGANDA/photos/a.123012281048385.21598.121662464516700/836817313001208/?type=1&theater

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10203263811094825&set=a.2277979507724.202682.1195842258&type=1&theater

https://ahoravision.com/confirmado-lista-de-los-estudiantes-heridos-y-fallecidos/#.UvwiJc7byMY.facebook

Olegario dijo...

Mientras en MDQ el intendente kirchnerista Pulti obligó a los comercios a sacar carteles y marquesinas para evitar la "contaminación visual" (con el consiguiente perjuicio económico), en CABA el gobierno kirchnerista convirtió al MOP en una enorme gigantografía política con el perfil de la Eva.

Personalmente adhiero a la opción Tomahawks.

Anónimo dijo...

Hace unos meses fuí a hacer unos trámites para el estudio contable donde trabajo y tuve la oportunidad de entrar a uno de los pisos: estaba lleno de tipos apiñados en un sucucho que tenía cables a la vista del público con tubos de luz colgando.

Del estado de los ascensores ni les hablo, porque fallan cada dos por tres y rezá para que haya alguien cerca porque sino, te podés quedar toda la vida encerrado ahí.

Adhiero más que nunca a la idea de demoler ese adefesio.

Andrés