El 4 de mayo de 1982 un vetusto Lockheed SP2H Neptune, en el final de su vida operativa y con una electrónica obsoleta ayudó a escribir una página en la historia del combate aeronaval.
El avión con la matrícula 2-P-112 logró un eco radar, un "duende" en los términos que se empleaban entonces en la Armada. Este hallazgo motivó el despegue de dos cazas Super Etendard. El "duende" era el Sheffield, los SUE cargaban misiles Exocet, y el desenlace del encuentro es historia conocida.
Lo que no es tan conocido es que luego de lograr su primer eco, el Neptune continuó orbitando "en estación" reconfirmando el contacto radar durante tres horas. A último momento, el avión trepó hasta los 3.500 pies y luego de reconfirmar el contacto "vectoreó" la posición a los aviones de ataque que venían en camino. Inmediatamente picó para regresar rozando el agua, para aterrizar en Gallegos casi siete horas despúes de su despegue.
El Neptune estaba comandado por el entonces capitán de corbeta Ernesto Proni Leston, quien falleció el último 16 de septiembre.
En los últimos tiempos el Capitan Proni Leston trabajó como remisero para ganarse la vida. Me enteré por un mail de su muerte, y también de su ocupación conduciendo un vehículo menos glamoroso que una aeronave de combate. También me entero que en esta actividad de remisero, en un asalto recibió un disparo que le dejó secuelas de por vida.
Se salvó de una guerra pero fue herido en esa guerra silenciosa que desde hace años pelean todos los ciudadanos argentinos.
7 comentarios:
En Goodbye Lenin, el cosmonauta héroe de la madre del protagonista, también termina manejando un taxi.
Interesante observación. La gran diferencia es que el Kamarada Kosmonauta probablemente podría trabajar décadas sin que le peguen un cohetazo en un robo.
A pesar de la mayoria de sus jefes superiores los argentinos hicieron su trabajo en la calificada "guerra".
Como anecdota personal la de este hombre es impresionante.
Me pareció un post muy respetable y atinado, con el tono justo y la emoción indicada. Mi reconocimiento al veterano en cuestión.
Ofrezco mis respetos al piloto argentino y mi pésame a su familia.
Soy chileno (ya sé: con respecto a esa guerra y a muchas otras cosas chilenos y argentinos tal vez jamás veamos las cosas iguales) y tenía 14 años en 1982. Como la mayoría de mi curso, colegio, familia y país, apoyaba a Gran Bretaña. El que mi papá haya tenido que pasar varios fines de semana acuartelado como reservista en 1978 sin duda contribuye a la visión que tengo del conflicto del Atlántico Sur, y mi visión no ha cambiado en lo fundamental. Respetuosamente les hago una pregunta a ustedes, argentinos en su mayoría, patriotas, que fueron a esa guerra o la apoyaron porque así debía ser, porque a veces no tenemos los mejores gobernantes y sus decisiones pueden dejar mucho que desear, pero, como dicen por aquí en Estados Unidos, "My country, right or wrong." Incluso mi pregunta es para quienes aun siendo argentinos tal vez no apoyaron la guerra:
¿Por qué sólo parece que la aviación naval y la fuerza aérea lucharon? Sé que las tropas en tierra tuvieron combates, pero a pesar de la superioridad numérica, se rindieron. El Gral. Menéndez (aquel que iba a llegar a La Moneda al mediodía y a orinar en Viña del Mar por la tarde en 1978, muy machito él) rindió a 11 mil hombres en Stanley cuando gozaba de paridad numérica, si no de superioridad. La armada desapareció luego del hundimiento de un barco. Nunca he podido entender esto. En Chile no se puede preguntar seriamente lo anterior porque salen los estereotipos y el menosprecio. Sin ánimo de ofender se los pregunto a ustedes. Cuando Perú perdió su guerra con Chile hace más de un siglo, pelearon hasta los abuelos y los chiquillos; no se rindieron. Hubo que ir a sacarlos a bayonetazos de las trincheras. En una guerra que Argentina, según los propios británicos, estuvo cerca de ganar, ¿por qué al final toda la responsabilidad cayó en aviadores que hicieron lo que pudieron con sus máquinas y su valentía mientras, da la impresión desde afuera, las otras ramas de las fuerzas armadas, pudiendo haber hecho mucho más y así tal vez haber ganado, no parecen haber dado el 100 por ciento? Sé que Chile apoyó a Gran Bretaña; todos los chilenos lo sabíamos y la mayoría estuvimos de acuerdo porque estábamos seguros de que Galtieri continuaría con nosotros si ganaba a los ingleses. Pero el apoyo de Chile no pudo haber sido decisivo. Las tropas especializadas que Argentina debió dejar en la frontera con Chile no pueden haber sido las únicas que podían hacerle frente con éxito a los británicos. Y si era así, de todas maneras queda la armada en sus puertos del continente.
Es una pregunta honesta que he acarreado conmigo por 25 años. Quiero creer que sé cómo habrían actuado mis compatriotas, cómo habría actuado yo. Pero me queda la duda que me muerde. ¿Lo sé de verdad? ¿Acaso no sabían mis vecinos trasandinos también cómo actuarían llegado el momento?
Les agradecería una respuesta. Si los he insultado, les ruego me disculpen. Si he abierto heridas, lo lamento.
Sergio Flores
Hola Sergio. Gracias por pasar y comentar.
Primero, no hay ningún insulto en tu comentario. Segundo, desde mi punto de vista Chile tenía todo el derecho a actuar como actuó, entendiendo que en el 82 valía eso de "los enemigos de mis enemigos son mis amigos", siendo que apenas cuatro años antes el gobierno militar argentino había estado dispuesto a atacar a Chile, luego de aquella infame declaración de que el laudo arbitral era "insanablemente nulo", un triste antecedente para todas las faltas a la palabra empeñada que viene caracterizando desde hace demasiado tiempo a la dirigencia nacional.
Luego, tengo que aclararte que el Menéndez que se rindió en las islas no era el mismo que prometía orinar en el Pacífico. Aquel, que demostró una inepcia absoluta en el comando, creo que era primo de éste último.
Respecto a los resultados de las acciones de la Aviación Naval y de la FAA creo que lo que queda de manifiesto es la profesionalidad de los pilotos, que aún con medios disminuídos, (material inadecuado, ausencia de cobertura radar, etc, etc) se empeñaron en cumplir su misión honrando lo que dices de "My country, right or wrong."
En el mar, y luego del hundimiento del Belgrano, la ARA se replegó para proteger su material. Queda para la historia juzgar si actuó bien o mal, siendo que ya había hecho con el crucero y con la perdida de un par de transportes una sacrificio importante en material y vidas, y estaba claro que no podría contra la Task Force.
En tierra, salvo acciones aisladas, y salvo la Infantería de Marina, todo el planteo fue lamentable, concentrando miles y miles de hombres en torno a Port Stanley. Acá creo que no hace falta esperar a la Historia, y puede arriesgarce sin temor a equivocaciones que el planteo defensivo fue improvisado, desconociendo el terreno y con gruesos errores de juicio sobre el curso de las acciones inglesas.
Tuve personalmente oportunidad de conversar con un oficial de Ingenieros que me contó que producida la invasión se llevaron a las islas excavadoras para preparar atrincheramientos, máquinas que en el primer intento quedaron encajadas en la turba. Es apenas un ejemplo, pero demuestra la improvisación en el planeamiento y ejecución de las operaciones.
Gracias, Blogbis, por su respuesta. Me queda más claro.
Un saludo.
Sergio Flores
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