Hace rato que el peronismo dejó de ser un partido político, para convertirse en una organización que busca retener el poder a toda costa y a cualquier precio, sin importar ideologías, políticas, alianzas o ética alguna.
En el proceso, pueden observarse las piruetas más arriesgadas y las mentiras más descaradas, en un juego orwelliano que se sustenta por la lábil memoria colectiva del país.
Un ejemplo es el del propio Néstor Kirchner que de "gobernador estrella" durante la presidencia Menem, pasó a ser el abogado de la causa popular contra el noventismo.
Hoy el diario La Capital nos documenta un caso similar, el de Oscar Lamberto que en los tiempos K ha sido beneficiado con el carguito de Auditor General de la Nación, y que desde ese puesto celebra lo que predice es el "fin de una era" a raíz de la crisis de las hipotecas sub-prime que celebra como la crisis final del capitalismo, mientras anticipa la llegada de "alguien quiera mezclar y dar de nuevo en el poder mundial", una predicción que remata con el deseo de que "después de muchos siglos, el eje de las decisiones deje de pasar por Europa y los Estados Unidos, eso que pomposamente llamamos el Occidente cristiano."
Por si hace falta hacer un poco de memoria, Lamberto junto a Matzkin fueron en tiempos de Menem las espadas del gobierno en el Congreso. Eran épocas de Primer Mundo y Relaciones Carnales. Pero claro, siempre es bueno corregir el discurso si con eso se mantiene la panza llena.
2 comentarios:
Recuerdo perfectamente a Lamberto cuando la iba de menemista. Lamentablemente, el peronismo es un mal endémico y, al parecer, incurable que afecta a los argentinos.
Si mezclamos y damos de nuevo, la mayoría se va a ir al mazo.
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