Raúl Castro parece que está encaminado a terminar con el régimen cubano, pero no por la vía directa sino por la vía indirecta, forzando a una debacle generalizada del sistema como ya había comentado acá hace unos días.
A pesar de que desde el frasco de formol, Fidel se opone a los gritos, ahora parece que el "jovencito" Castro va a modificar el régimen vigente para salir del país eliminando la infame Tarjeta Blanca y la invitación que se exigía para autorizar la salida.
Permitiendo comunicaciones con el resto del mundo, permitiendo viajar libremente a los cubanos, ¿cuánto le queda al régimen?
Lo astuto es que haciendo de buenito a lo mejor Raúl se asegura unos añitos de dulce exilio gozando sus modestos ahorros de patriarca comunista, en lugar de dos metros de soga de esparto.
1 comentario:
El problema, creo yo, es que las reformas modestas, graduales, para tratar de seguir zafando, son potencialmente muy peligrosas para un régimen como el cubano. No nos olvidemos que la caída del régimen soviético empezó por mucho menos.
Publicar un comentario