
No falta oportunidad en que se quiera reimpulsar el desarme ciudadano en que no se cite el caso de Mendoza, provincia que las organizaciones satélites de IANSA usaron como laboratorio de ingeniería social, donde sin armas en poder de los civiles iban a conseguir un territorio sin delito.
Si a esta altura el sideral aumento de la delincuencia mendocina a pesar del desarme no fuera suficiente para señalarles el fracaso, una muerte absurda en Carrodilla demuestra que no hace falta un arma de fuego para delinquir y matar.
3 comentarios:
La solución es simple: hay que ir armado a los puentes y al primer negro que se lo encuentre con una piedra hay que volarle la tapa de los sesos.
Yo lo arreglaría poniendo alambrados, nomás
electrificados
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