En la Argentina, donde la insurgencia armada fue aniquilada por las Fuerzas Armadas, sus herederos gritan a voz en cuello que jamás hubo una guerra.
En Colombia, donde todavía tienen el fusil en la mano, y pelean contra un gobierno que los combate con la legalidad como arma, la guerrilla se empeñan en demostrar que sí hay una guerra.
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