De barcos, guerras perdidas y gestos inútiles

Allá por los años treinta Alemania construyó en los astilleros Blohm & Voss una magnífica serie de veleros destinados a instrucción para la Kriegsmarine. Terminada la guerra, fueron incautados por los aliados que le dieron diversos destinos.

El Gorch Fock, botado en 1933, fue a parar a manos de los rusos que lo convirtieron en el buque escuela Tovarishch.

El segundo de la serie, bautizado nada menos que Horst Wessel y botado en presencia de Hitler y Rudolf Hess terminó en manos de la Guardia Costera norteamericana, que aún lo mantiene en servicio como el USCGC Eagle.

El tercero, bautizado Albert Schlageter, luego de incautado por los norteamericanos fue vendido a Brasil que lo mantuvo como buque escuela Guanabara hasta 1961. Los brasileños lo vendieron a Portugal, que desde entonces lo mantiene operativo como Sagres III.

Con sus diferentes nuevos dueños, más de una vez los gemelos volvieron a puertos alemanes sin que a nadie se le ocurriera reivindicar el origen o la "identidad" de los barcos.

La historia viene a cuento del absurdo episodio ocurrido hace un par de días cuando un par de "patriotas" asaltaron el remolcador Audax II, arriaron la bandera panameña, y lo llenaron de pintadas, todo esto alegando que por haber sido hasta 1982 el Yehuin, de bandera argentina, y habiendo sido indemizado el armador argentino por el Estado , el buque ahora es patrimonio nacional.

Todo transmitido en vivo por Crónica TV y Canal 26, que fueron cómplices de este acto que sin duda cae dentro de las amenazas a la navegación dentro del actual ISPS.

(El Tovarishch a lo mejor muestra el camino de cómo se deberían hacer estas cosas. Cuando los rusos no lo pudieron mantener, lo cedieron a Ucrania, que lo abandonó en 1995 por no poderlo mantener. Ahí volvieron a comprarlo los alemanes, esta vez patrocinantes privados, que lo rebautizaron Gorch Fock)