24 de mayo de 2015

Las trampas de Fernando Atria







Michelle Bachelet es Salvador Allende.
La Nueva Mayoría es la Unidad Popular.
Los Movimientos Sociales son las GAP,la Brigada Ramona Parra y otros.
Fernando Atria es Eduardo Novoa.
El Mir está en el terrorismo mapuche en La Araucanía.

 Antes de que Michelle Bachelet fuese electa por segunda vez, los blogueros de derecha anticipamos que la Nueva Mayoría, que es la coalición conformada por la Democracia Cristiana; el Partido Socialista; parafraseando al historiador Gonzalo Rojas, los ”liberales” de Izquierda que quieren libertad para ellos, desde el Estado dirigir la vida de los demás que están el Partido por la Democracia (PPD) y el Partido Comunista desean volver a la Función Social de la propiedad. Lo que significa acabar con la propiedad privada. Después de todo, hay que recordar las palabras de la ex Secretaria General de la Presidencia y hoy actual ministra del Trabajo, Ximena Rincón: “La Constitución protege excesivamente la propiedad”.

 En sentido estricto, en la ex Concertación jamás hubo liberales, que respetaran la propiedad privada, el Estado de Derecho, ni el mercado, ni mucho menos en su sucesora. Ni siquiera el keynesiano ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco y su grupo Expansiva.

 La Constitución de 1980 no se entiende, si se omite los cuarenta años de socialismo y la experiencia tanto del gobierno de la Democracia Cristiana como de la Unidad Popular. De hecho, la institución del balotaje tuvo presente la elección presidencial de 1970, donde Allende fue electo por el parlamento, mas no por los electores, por mucho que diga que el presidente marxista diga que elegido por el pueblo.

 Pues bien, un columnista del sitio católico de derecha CredoChile recuerda que él se tomo la molestia de leer el mamotreto del Programa de la Nueva Mayoría que, por cierto, nadie leyó. Y que a raíz de que el oficialismo desea instalar la discusión de la Nueva Constitución que, según Bachelet acabará con la corrupción, la ambición natural de los seres humanos, excluyendo el nepotismo de su gobierno, que el nuevo texto socava la propiedad privada. Su comentario reactiva el daño que sufrirá ésta última. Y por tanto, la libertad jurídica. La propiedad privada es garantía para ésta última: “La Nueva Constitución junto con reconocer el derecho a la propiedad privada, debiera contemplar la idea de que la propiedad obliga y que su uso debe servir al mismo tiempo al bien común. En esa línea, se requiere reconocer que la función social del derecho a la propiedad privada y a la herencia, delimitará su contenido, de conformidad a la ley”. Lo mismo había dicho la historiadora derecha Lucía Santa Cruz al afirmar que el venerado Programa es “un primer escalón del establecimiento del socialismo” durante la campaña presidencial. A ese mamotreto los intelectuales de la Izquierda lo compararon con “El Ladrillo” de los “Chicago Boys”. En conclusión, tanto la Democracia Cristiana como el resto de los partidos de Izquierda jamás se renovó. Fue una farsa los veinte años de la ex Concertación.

Tal vez la DC cree que están continuando la fracasada Revolución en Libertad de Eduardo Frei Montalva, mientras sus socios como ha dicho el Presidente de la República quiere terminar la obra de Salvador Allende.


En el mencionado mamotreto colaboró Fernando Atria, quien es el asesor jurídico de Bachelet y es conocido por la expresión de cambiar la Constitución de 1980 “por las buenas o por las malas”. A mis manos llegó su libro La Constitución tramposa (Lom, tercera reimpresión, 2014) del mentado jurista. Dicho sea de paso, su libro fue premiado por el Consejo de la Cultura. He leído y vuelto a leer sólo unos pocos capítulos para digerirlo bien. No soy jurista, sin embargo, puedo ser molesto como Sócrates al dejar al descubierto sus supuestos.


 El señor Atria como hemos dicho es amigo del joven diputado “el mechero”, Gabriel Boric, quien no cree en la propiedad privada, ni el mercado. El mencionado jurista enfatiza en su libro la llamada “tradición democrática” del derecho y la constitución. Además, de la soberanía popular o que ellos los únicos representantes el pueblo .En las elecciones presidenciales del 2013, la Nueva Mayoría apenas obtuvo un 26% de los votos y la llamada “marca AC” para la Asamblea Constituyente paso sin pena ni gloria. Hay que recordar que fue ilegal esa notación en la boleta electoral, si no fuera porque el director del Servicio Electoral le dio el visto bueno. Los electores decidieron que no quieren una nueva Constitución. El progresismo que no cree en la mayoría cuando no está su favor. En resumidas cuentas, la Izquierda quiso usar la elección presidencial como un plebiscito y perdió. Hay que repetirlo, aunque suene majadero. Con todo, el bloque ganador en las elecciones del 2013 le importa un comino lo que piensen los demás. A más de un año y casi y medio de la toma de poder de Bachelet, ella para distraer la atención del caso Caval o Nuera Gate lanzo la propuesta de un nuevo texto fundamental, pese al rechazo que tiene la mandataria que llega el 60% . Pronto estará a la par de Maduro. Después de todo, son totalitarios.


 Según Atria, de acuerdo al derecho "la Constitución de 1980 es constitucional”, pues "“constitución” es el nombre que recibe un texto legal cuando es difícil de modificar".  Las llamadas leyes constitucionales suponen un abuso de la forma constitucional.

 Una frase trillada que han usado los políticos e intelectuales de Izquierda desde 1990, es que la Constitución neutraliza al sujeto político. Si fuese cierto, entonces, no hubiese habido protestas o quejas de vecinos, ya sea de una comuna o región por las razones que fuese. Estoy pensando la queja de unos vecinos, porque el Gobierno Central decidió instalar una cárcel o la construcción de una termoeléctrica o por los propios gremios protestando. En este último caso, estoy pensando en el paro de los transportistas en tiempos de Ricardo Lagos, que fueron reprimidos por la Ley de Seguridad Interior del Estado. Tal vez lo que añora son las causas colectivas al estilo de una Revolución. En otras palabras, añora al revolucionario que convoca a diversos grupos de personas. Después de la caída del comunismo, las personas buscaron causas individuales, por ejemplo, salvar las ballenas. Eso decían los que habían apoyado el comunismo.

  Para Atria, la Constitución inhabilita al pueblo a actuar y la mayor parte de las leyes no son parte de la constitución. Si es que no estoy equivocado, lo que se llama la Constitución inglesa son un conjunto de Actas.

   Le molesta el siguiente artículo de la Constitución: “Su ejercicio de la soberanía se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de las elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede atribuirse su ejercicio”. Dicho artículo recoge lo expresado en el Acuerdo de la Cámara de Diputados, “3º Que son estos valores y principios los que se expresan en la Constitución Política del Estado que, de acuerdo a su artículo 2º, señala que la soberanía reside esencialmente en la nación y que las autoridades no pueden ejercer más poderes que los que ésta les delegue y, en el artículo 3º, se deduce que un Gobierno que se arrogue derechos que el pueblo no le ha delegado, incurre en sedición;”.

 Arguye que la Constitución de 1980 no es democrática, porque ésta es la norma suprema. Contiene lo que él llama ‘clausulas petras’. Éstas son el respeto a la vida, la libertad y la propiedad. No es simplemente una norma jurídica.

 Él afirma: “Leída al derecho, es una afirmación sobre la soberanía (reside en la nación y se ejerce por el pueblo), y parece susceptible de ser refutada por la “evidencia empírica: en 1973 (o en 1980) la soberanía fue ejercida por la junta de gobierno, que la usurpó””. Lo que dice es falso, pues la junta milita no usurpó el poder, sino que éste fue entregado a través del Acuerdo de la Cámara de Diputados de agosto de 1973, que representaba las ¾ partes de la población del país comparado con el tercio representado por la Unidad Popular. Además, olvida o se hace el leso, que el gobierno marxista se salió de la ley y la Constitución. Además, querían instalar las llamadas ‘democracias populares’ que eran augusto de la Izquierda en esos años en contraposición a la democracia burguesa o democracia liberal. Nos quiera hacer creer u olvidar que su sector no quería instalar una dictadura comunista, pues eso eran las democracias populares. Ya ni siquiera se quiere acordar cómo concebían su antecesor, Eduardo Novoa y el propio Allende el Estado de Derecho.

 Lo que le molesta a Fernando Atria es que la Constitución de 1980 obligue a llegar acuerdos entre las partes y que modere la conducta de los actores de la política. A principios de los 90 se escuchaba que era propio de los países maduros se caracterizan por tener dos bloques al estilo de los países de habla inglesa. Por eso, los militares optaron por el sistema binominal que, por cierto, beneficio más a la Concertación que la ex Derecha. Lo hechos refutan al asesor de Bachelet que escribe: “la importancia de las elecciones (en la medida consiguió diseñar una cancha en la que la derecha gana aunque pierda)”.

 Para refutar que la Constitución sea un contrato, arguye que en ella la política no es posible, ya que lo define a la política es el intereses general. ¿Quién define éste último? ¿Qué tipo de política no es posible? Es lo mismo que dijo acerca que al sujeto político lo inhabilita. Con el actual sistema, ambas partes tienen intereses donde coinciden. ¿Qué tiene de malo? Pero, ¿acaso no es propio de la democracia que cada cual defiende sus intereses dentro de un marco jurídico de respeto al otro, que tiene como fundamento los derechos humanos de primera generación? El año pasado vimos como los sostenedores de los colegios particulares subvencionados y los apoderados de éstos se oponían a la Reforma Educacional, pues defendían sus intereses. En realidad, con la nueva constituyente quieren que haya un actor político que supuestamente habla en nombre de los demás. Sus propias palabras que emplean tanto el presidente como sus nuevos ministerios lo revela: “El país apoya las reformas”, “El Chile que todos queremos”.

  Al señor Atria le disgusta la moderación. Tanto el sistema norteamericano como el inglés se basan en que los partidos extremista como el Partido Comunista y el Nazi no tengan cabida. De ahí el poder fragmentado en Estados Unidos. De ahí el sistema electoral inglés. En éste la proporcionalidad de un partido político es lo de menos.

 Se nota que el asesor jurídico de Bachelet es un tramposo, además, de hipócrita, ya que como su líder y el diputado Gabriel Boric no dicen abiertamente que quieren comunismo para el país.

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