En febrero de este año escribí acá:
"Que hay algo mal en el presente funcionamiento de la economía argentina, es algo que percibe todo el mundo, al margen de que la situación haya mejorado en el día a día, respecto de los tremendos días del 2002. Yo, que de economía entiendo lo mismo que un taxista, hace rato que tengo la impresión que todo se parece demasiado a la bonanza previa al rodrigazo. La nueva furia "acuerdista" del gobierno no hace más que reforzar esa imagen, de un plan que explotó con consecuencias terribles para todo el país."
Dos meses despúes, insistí sobre el tema:
"Es algo que está en el aire, se puede sentir cierta cosa que indica que en la Argentina no todo está bien. Aunque las tapas de los diarios no dejan de publicar "buenas noticias", para congraciarse con el dueño de la gran chequera nacional, hay algo inasible que permite inferir que no todo está bajo control y que abajo de la superficie, como en una gran olla a presión se viene cocinando algo, tal vez otro tropezón histórico como el rodrigazo, o otros de los shows que nos depara de tanto en tanto el sistema de la megadelincuencia estatal. "
Así que no pude menos que levantar una ceja y esbozar una sonrisa cuando leía ayer a Cachanosky, afirmando que para la actual coyuntura económica, aunque se ensayen divesas teorías solo puede preverse un final, y para éste "Lo que queda por saber es quién será el próximo Celestino Rodrigo que tendrá que reacomodar los precios relativos. "
El artículo, sin desperdicio, en La Nación.
2 comentarios:
Hay quienes dicen que la imitación es una forma de elogio. Te están elogiando a lo loco.
Hay una pequeña diferencia con la época de Rodrigo: en ese momento "estaba lleno de gorilas el gobierno popular", y ahora no.
¿Cachanosky todavía sigue opinando? ¿Y el mea culpa, para cuándo?
Claudia de Flores
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