Hace diez días, en la región peruana de Puno se produjo la caída de un objeto que causó una explosión oída a varios kilómetros del lugar, y dejó un cráter de unos 30 metros de diámetro.
Todo indicaba desde el principio que se trataba de un meteorito, hasta que se informó de nauseas y vómitos causados por "gases fétidos" emanados del cráter, que habrían llegado a afectar a 600 vecinos. Incluso, y para aprovechar la moda, alguno aseguró que el fenómeno causó un "cambio climático a pequeña escala".
Ahí la cosa tomó un giro imprevisto: en lugar de un cascote caído del cielo, se convirtió en un satélite norteamericano destinado a espiar a Irán. Previsiblemente, el delirio antinorteamericano vino de Pravda, citando a "fuentes de inteligencia militar".
Ayer, para contrariar a los afectos a las fantaciencia, científicos peruanos confirmaron que era un vulgar trozo de condrita, nomás.
1 comentario:
Ni uno ni otro! Es un efecto más de la contaminación de Botnia, como todos sabemos.
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