"Antes de que Brasil se negara a ceder una sola molécula del gas que le compra a Bolivia, el panorama energético argentino ya era sombrío. Con esa decisión del gobierno de Lula, a la administración de Cristina Fernández le queda esperar por un invierno con poco frío para que la demanda no explote y con mucha lluvia para cubrir las centrales hidroeléctricas, hoy abastecidas con lo justo. Sin embargo, y aunque se diera el escenario climático más benévolo, los cortes de gas a la industria y los programas de racionamiento –por ejemplo en GNC– parecen inevitables"
Nada que no se supiera de antemano, aunque De Vido jure que no hay crisis ni nada parecido, y aunque mañana anuncien que los hermanos bolivarianos van a darle a la (vi)reina KK la energía que le falta. Lo extraño -realmente extraño- es que con semejante párrafo abra un artículo de Página/12.
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