Los lectores del blog habrán leído unas cuantas veces en este sitio como desde la llegada de los Kirchner al poder, el RENAR ha hecho todo lo posible para hacer cada vez más engorroso el tramiterío para la tenencia legal de armas de fuego. Mientras en las calles crece el delito, y mientras personajes como "Madona" Quiroz tienen su trámite expedido en un par de días.
En estos años la entidad que debería limitarse a anotar qué arma es de quién (para eso entiendo es un Registro), se ha convertido en otra entidad desarmista con su campaña "tenés un arma, tenés un problema", quedando bajo el ala de Caníbal Fernández, que lo sacó de la órbita de Defensa, para llevarlo a Interior, y ahora a Justicia y Derechos Humanos.
Es sabido que en todo este trayecto, prácticamente desaparecieron los permisos de portación, aún para gente que lo tenía desde hace años. Ni hablar si un ciudadano común y corriente lo pide. El no es la respuesta automática.
A menos que uno sea aportante a la campaña de la (vi)Reina KK, y particularmente traficante de efedrina.
2 comentarios:
Y los sindicalistas que se agarraron a tiro limpio hace unas semanas? Tenían hasta cálibre 12, y no vi a nadie preguntando si siquiera tenían el carácter de legítimo usuario, ni hablar de portación.
Eso sí, si lo agarran al hermano de Messi con un arma se arma el revuelo de los revuelos.
Lo que pasa, estimados amigos, es que las leyes y la justicia en la Argentina se interpretan, reglamentan y aplican como se le canta a los funcionarios de turno.
Pongo un ejemplo:
Escucho diariamente una publicidad del estado donde se advierte a la población que está prohibido vender quiniela clandestina. También es pasible de pena quien apuesta en dicha quiniela.
Aquí tenemos a alguien que vende un producto prohibido y otro que lo adquiere y consume. En el caso de la quiniela, ambos son delincuentes.
Sin embargo....
No pasa lo mismo con las drogas. En ese caso, si bien es, estructuralmente igual al anterior, el consumidor no delinque, con el agravante de que quien consume droga tiene un impacto social mucho peor de quien juega un número en la clandestina.
¡Que se yo! a lo mejor me equivoco, estoy dispuesto a reconocerlo, pero nadie me lo está demostrando.
Un cordial saludo a todos.
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