22 de septiembre de 2016

La otra cara del Padre Fernando Montes s.j.







 

 Partamos del hecho desafortunado que las personas que llaman a los militares presos políticos en el penal Punta Peuco ‘violadores a los derechos humanos’ no distinguen entre el bien y el mal, ni entre justicia y venganza, ni la distinción entre personas decentes y matones. Más aún, algunos fueron cómplices activos de los malos en estos últimos cuarenta y tanto años, por ejemplo, la Iglesia Católica chilena. Esta última tuvo una respuesta tibia o de tristeza cuando fue derrocado el gobierno marxista leninista de Salvador Allende. De inmediato crearon el Comité Pro Paz y que luego se transformaría en la Vicaría de la Solidaridad, que en un primer momento apoyo al grupo terrorista Mir y luego al FPMR. Pese a que el gobierno marxista violo los derechos humanos. Además de cometer flagelación y tortura tal cual dice el Acuerdo de la Cámara, los altos personeros de esa institución no dijeron nada. Obispo Goic dijo una frase cliché que le gusta repetir incluso a la Izquierda en el 2010: "Nosotros hemos mantenido y mantenemos la defensa de los derechos humanos”. Falso. Primero, jamás han condenado el terrorismo, ni han acogido a las víctimas de éste antes del 11 de septiembre de 1973 y durante el Gobierno Cívico Militar.

   La Izquierda les niega todo a los presos militares del Penal Punta Peuco, los mismos beneficios que recibieron los terroristas del Mir, del Frente Lautaro y del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, brazo armado del Partido Comunista. El mismo partido que apoya la dictadura del hambre de Nicolás Maduro, la dictadura de los hermanos Castro y, por último, la dictadura de Corea del Norte.

   Partamos del hecho de que la Izquierda denomina el tema de los derechos humanos a su antojo y arbitrariamente. Para ellos la expresión ‘violadores a los derechos humanos’ se refiere a los agente de Estado que combatieron el terrorismo entre 1974 y 1989. Aún cuando la Izquierda empleo la vía armada desde 1965, esto es, el terrorismo como forma de lucha, los expertos solo catalogan como violadores de los derechos humanos a los militares, no a los grupos terroristas mencionados que asesinaron, ponían bombas y secuestraban. Por tanto, la sociedad tiene los valores totalmente invertidos, pues quienes deberían entre las rejas están amnistiados e indultados. Para los políticos, académicos y abogados de los derechos humanos de la ex Concertación, los terroristas del FPMR, del Lautaro y del Mir que cometieron crímenes entre 1979 y 1990, eran solo delitos comunes. De ahí partimos mal. ¡Que hayan asesinado, puestos bombas y que cientos de personas hayan salido muertas o heridas no les importaba a la Concertación ni las iglesias opositoras al Gobierno Militar! Por tanto, no eran violadores de los derechos humanos.

   Una figura religiosa que ha cobrado relevancia a favor de los militares presos es, pues, el ex rector de la Universidad Alberto Hurtado, el sacerdote Fernando Montes s.j., quien pide que se le aplique el derecho humanitario a los enfermos terminales del Penal Peuco. Cuando fue el funeral de ex presidente demócrata cristiano, Patricio Aylwin, el columnista Fernando Thauby escribió el artículo EL FUNERAL DE AYLWIN DESDE PUNTA PEUCO . En esa columna cita las palabras del sacerdote jesuita: “Yo creo algo que le escuché a don Patricio Aylwin. Él contó que cuando su papá era niño era la revolución de 1891, y acompañaba a su padre (abuelo de don Patricio) a la cárcel a ver a su propio padre (su bisabuelo). Y nunca se olvidó de eso. La conclusión que sacaba Aylwin era que este es un problema tan traumático, que se necesita que pasen dos generaciones: las que vivieron el tema de adultos y las que lo vivieron de niños. Yo creo que tiene bastante razón”. Las palabras del ex mandatario demócrata cristiano fueron solo un pretexto para ocultar su cobardía ante los grupos violentista. Esa declaración están falsa como el falso perdón que dijo, cuando leyó el Informe Rettig.   Según el Padre Rául Hasbún, cuarenta años después de la Guerra Civil de 1981 nadie andaba sacando los muertos de uno y otro bando, porque la clase política con altura de miras amnistió a los dos bandos. Por tanto, no había rencor ni odio.

   El fino académico de la universidad jesuita ni siquiera se le ocurre cuestionar el concepto manoseado de la Memoria, que tanto le gusta hablar como dijo Bachelet en el último 11 de septiembre: “Nuestra memoria es un potente instrumento para la paz”.

   Muchos cercanos a los militares presos de Punta Peuco, se alegran que el sacerdote jesuita Fernando Montes esté del lado suyo. No sé que se trae. A mí, sin embargo, no me calza. En efecto, cuando se presentó al público el libro Miguel Krassnoff: Prisionero por servir a Chile de la historiadora Gisela Encina, la Izquierda al año siguiente sacó el libro de la profesora de castellano, Mónica Echeverría Krassnoff, arrastrado por su destino. Cabe señalar que la señora Echeverría tuvo dos hijos que ingresaron al grupo terrorista Mir. Uno de ellos es Carmen Castillo Velasco, quien estuvo al lado del dirigente y fundador de ese grupo, Miguel Enríquez, en la calle Santa Fe. Previamente, la profesora había escrito libro Crónicas Vedadas, en que termina hablando de un agente de la DINA que vive en USA. Para que vean los sesgados que son. No les importa los crímenes del Mir. El libro de Gisela Encina fue un éxito de ventas con ediciones en ruso y en inglés. Pues bien, el Padre Montes presentó el libro de Krassnoff de Mónica Echeverría supongo que en la universidad jesuita, donde injuria al oficial preso como se muestra en el video. Se nota que no leyó el libro de Encina. ¡Tan ecuánime!

 La experiencia familiar del ex presidente no tiene nada que ver cómo actuó cuando gobernó. Si fuese cierta las palabras de Aylwin, no hubiera ordenado a la Corte Suprema reinterpretan de la Ley de Amnistía de 1978, en desmedro de los militares, unos que estaba en retiro, otros que estaba en las distintas ramas de las Fuerzas Armadas. La verdad es otra. Cuando los terroristas que emboscaron al fiscal Elgueta, hicieron huelga del hambre, durante el gobierno de Piñera, el parlamentario del UDI, Hernán Larraín dijo: “No sé si fue mi impresión, mas las palabras del político oficialista dejan entrever otra cosa. El primer Gobierno de la Concertación, presidido por el demócrata cristiano, Patricio Aylwin libero a los terroristas porque temía que les causaran problemas”. Palabras que luego las confirmó el diputado socialista, Marcelo Schilling: “Alguna experiencia tengo en esto de enfrentar la violencia política de los grupos armados, y quiero decir que si en su oportunidad no se hubiesen tomado medidas como llevar adelante el Informe Rettig, hacer las leyes de reparación y levantar las limitaciones que imponía la ley de Amnistía, todo eso se habría convertido en bandera de lucha de los grupos violentista”. El ex presidente Patricio Aylwin cedió ante los grupos terroristas chilenos. Como he dicho más de una vez, el problema del primer gobierno de la Concertación no eran los militares, sino los terroristas. De ahí entendemos la rapidez de los indultos. Para la prensa opositora de la época, los terroristas presos eran “presos políticos”. Vean cómo tergiversan o alteran las palabras.

   Cuando se supo que tres uniformados iban a pedir la libertad condicional, el brigadier (r) Miguel Krassnoff, Miguel Estay y el capitán (r) Alex Ambler Hinojosa, el Padre Montes dijo: “no quiero entrar en el fondo ni amnistía ni de concesiones de los beneficios eventualmente legales que se pueden dar. Sólo celebro que se pidan informes serios”. El jesuita le niega la amnistía a los militares asignados a la DINA. No le incomoda que los miristas o los de FPMR estén libres. ¿Le va creer el informe serio del psicólogo de Punta Peuco?

 El jesuita es hombre mediocre. No le creo nada.

1 comentario:

carancho dijo...

Javier, en cualquier momento los chilenos se nacionalizan argentinos. Hacen las mismas huevadas que nosotros.