
Recién comentaba con SineMetu la nota que publica Página/12 titulada
El Grito de Figueroa Alcorta, en la que Alfredo Zaiat lamenta que las declaraciones de ayer de la Mesa de Enlace, que entiende sólo han sido posibles por
"El apoyo de fundamentalistas de la restauración conservadora y la condescendencia de muchos".
La nota repite los lugares comunes y los estereotipos que abrazó el kakismo durante la pelea por la 125, asegurando que "Una sociedad inmersa en un contradictorio y complejo proceso de recuperación luego de décadas de decadencia quedó sometida a la coacción de un grupo patronal agropecuario articulado por la trama multinacional sojera".
Para esta gente, todo lo que ha asado es obra de una conspiración, en la que los malos de afuera(multinacionales, obvio) se aliaron con los malos de siempre (la patronal agropecuaria) para hundir la "recuperación".
Mas que un ataque contra el enemigo victorioso, la nota suena mas a exculpatoria, emprendiéndola a la vez contra la propia progresía: "La mirada distraída del denominado progresismo, atrapado de la mezquina especulación electoral de “no quedar pegados”, adelanta sus futuras marchas militantes para mejorar la distribución del ingreso en el terreno testimonial que más se siente cómodo."
Parece que a casi un mes de las elecciones el clima de derrota se ha hecho carne en muchos. A lo mejor el periodista sabe que hasta su propio asiento en un medio que ha sobrevivido gracias a la billetera oficial -extraña redistribución, centralizada en el alquiler de opinadores- está comprometido por un eventual soplo de cambio.